Educación cognitivo-emocional

 

En este artículo quiero exponer a qué me refiero con la educación cognitivo-emocional, y aunque podrí limitarme a citar simplemente las definiciones que ya existen, me ha parecido mejor explicarlo tal y como me lo explico a mí misma, de ese modo puedo expresar mi visión en particular.

Podéis encontrar más información sobre la educación cognitivo-emocional y sobre las premisas que se deben cumplir aquí.

La educación canina cognitivo-emocional entiende el comportamiento canino de forma global, siendo fundamental atender a la forma en que el perro procesa la información (cognición), y a las reacciones internas que surgen como respuesta involuntaria ante lo estímulos (emociones) que intervienen en dicho proceso. La cognición y la emoción se afectan mutuamente y están presentes en el perro como lo están en nosotras/os.

Mientras algunas otras técnicas o aproximaciones al perro y a su educación/entrenamiento se basan principalmente en conductas concretas, y en técnicas estandarizadas, en este caso buscaríamos un enfoque global, una comprensión que tome en consideración al perro, su vivencia, y sus particularidades, y no solo a la conducta de forma aislada. Además, en esta fórmula no se excluye a su/s tutor/es, sino que forman parte esencial.

Por ejemplo, podemos encontrarnos con el caso de un cachorro que hace pis y caca en casa pero jamás en la calle, podríamos hacer una valoración general que atienda exclusivamente a suprimir la conducta de hacer sus necesidades en casa, y que el perro se vea forzado a hacer sus necesidades en otro lugar (que solo podrá ser fuera de casa). ¿Qué se podría proponer atendiendo exclusivamente al objetivo de que haga sus necesidades en la calle? Por ejemplo, castigar y regañar al perro cuando lo haga en casa, y felicitar cuando lo haga en la calle. Podría ocurrir que el perro para evitar que nos enfademos nunca haga pis ni caca en casa y, por tanto, lo haga en la calle, entonces le felicitaremos y ¿podremos decir que ha sido un éxito?

Vamos a enfocarlo desde un punto de vista cognitivo-emocional, lo cual nos va a llevar a considerar y analizar las siguientes cuatro dimensiones. En cognitivo-emocional dicho análisis es indispensable:

  • Social
  • Emocional
  • Cognitivo
  • Físico

Supongamos que observamos que el cachorro no se relaciona con otros perros y, cuando lo hace, es excesivamente cauteloso y tiende a huir (social), vemos que tiene temor y en el paseo se muestra hipervigilante (emocional), debido a que está asustado no olfatea y por tanto no atiende a olores que podría estimularle a orinar, ni siquiera es capaz de atender a la voz de su guía (cognición: no utilizada adecuadamente porque la emoción de temor le domina).

Producto de que ha sido castigado, este perro teme que nos enfademos con él por orinar en casa, lo teme tanto que aguanta, y orina nada más llegar a la calle, no porque se sienta cómodo y seguro para hacerlo, solo porque su vejiga está a rebosar, y es el único lugar donde hacerlo.

Desde una óptica que dé por bueno el mero hecho de que el perro no orine ni defeque en casa, hemos tenido éxito, pero si hacemos un análisis adecuado y global, desde el punto de vista cognitivo-emocional ¿celebraríamos este aparente éxito?

Ahora me gustaría hacer una pequeña exposición de la premisas que expone el autor (las podéis encontrar en su blog ), para que el lector pueda tener una idea de cómo se trabaja (y por tanto como trabajo) de forma cognitivo-emocional:

Conseguir un estado emocional adecuado y saludable en el perro:

En el ejemplo, sería que el perro estuviera cómodo, y no solo él, también su guía, la persona que lo acompaña en dicho paseo, que suele coincidir con su tutor (lo que siempre se ha denominado «dueño»). Todos queremos que nuestro perro haga o deje de hacer determinadas conductas, pero no a costa de su felicidad.

Construir un equipo coordinado

El perro importa, tú también, su familia y su entrenador, también. El perro aprende, y nosotros aprendemos de él y con él, en su aprendizaje en equipo. Por ejemplo, en el caso que estamos comentando, podemos descubrir que el cachorro deja de ser reticente a la aproximación a otros perros una vez se ha habituado al entorno novedoso (ya no es novedoso) y en particular cuando es él el que inicia el acercamiento. Para potenciar eso su guía aprende un buen manejo de correa y a identificar cuando su cachorro se puede sentir sobrepasado por el contacto social.

Crear un código de comunicación claro y sencillo

Por ejemplo, el “no” como forma de pedir al perro que deje de hacer algo o que no haga algo que pretende hacer. O el “muy bien” para que tenga claro cuando aquello es lo que le estábamos pidiendo.

Conseguir simplicidad, facilidad y economía en el trabajo

Que el perro y su comprensión sean un asunto complejo, no significa que su entrenamiento lo sea también, es parte del trabajo del profesional hacer sencillo el entrenamiento, para lo cual es esencial las siguientes premisas.

Planificar el entrenamiento

Para que sea productivo, eficaz y motivador, es importante que el entrenamiento este bien planificado y estructurado en etapas, con sus objetivos y la forma de evaluar la consecución de los mismos y los resultados.

Espero que haya resultado una lectura útil y agradable, nos leemos en el próximo artículo, ¡gracias! 

Fuentes y Lecturas recomendadas:

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