
Con esta entrada iniciamos una serie de artículos que no sabemos cuándo tocará a su fin. Con ellos, pretendemos poner en «tela de juicio» todas las afirmaciones, opiniones, críticas, etc, que se hacen sobre la cría y los criadores que, a nuestro juicio, no tienen fundamento o no son ciertos en nuestro caso.
Como no puede ser de otra manera, trataremos de combatir estos prejuicios en la parte que nos toca, pues este texto no es una defensa de «los criadores» como un grupo homogéneo, ya que por desgracia no existe tal grupo en lo que respecta a valores y prácticas. Vamos a hablar únicamente por nosotros y en lo que a nosotros respecta, así como lo que conocemos y vamos conociendo en el mundo de la cría.
Empecemos con cuatro prejuicios muy habituales.
Dedicarse a la cría conlleva tener perros explotados, hembras preñadas cada dos por tres, y en pésimas condiciones.
Es muy habitual, para los que desconocen el mundo de la cría profesional, o han tenido una experiencia con un criador desalmado, pensar que cuando uno decide dedicarse a la cría, va a tener a sus perritas pariendo todos los años. Lo cierto es que para dedicarse a la cría profesional, lo primero que hay que tener claro es que las hembras no deben de tener más de 4 ó 5 camadas en su vida. Lamentablemente, los casos en que los mismos criadores que defienden esto no lo cumplen, son numerosos. El desarrollo de la hembra antes de su primera camada es muy importante, por lo que nosotros no cruzamos a nuestros ejemplares hembras hasta que no han cumplido, mínimo, los dieciocho meses. La RSCE exige los doce meses para las hembras, y los diez para los machos.
Para realizar una cría de calidad, se debe presentar a los ejemplares en exposición con relativa frecuencia, esto conlleva que los perros sean bien alimentados, estén cuidados y presenten una apariencia bella y sana. Tengan los dientes libres de sarro, y un peso óptimo. Para conseguir un aspecto lustroso en una exposición, el perro debe de estar en condiciones óptimas. Además, para la cría, la hembra debe estar bien alimentada, si no se quiere sufrir serios percances tanto en la gestación como en el parto. Aun en términos meramente económicos (que para nosotros son los menos relevantes, pero que resultan adecuados para plasmar este ejemplo), podríamos pensar que a un criador profesional lo que menos le interesa es arriesgar una camada o a sus propios ejemplares, en especial un criador con un número reducido de ejemplares.
Lamentablemente, existen criadores que cuidan a sus perros con esmero unos meses antes de presentarlos a exposición, por eso es importante, antes de comprar tu cachorro, asegurarse de que procede de la cría ética. Sobre nuestras recomendaciones particulares para comprobar esto en la medida de lo posible, hablaremos en próximos artículos.
Los criadores quieren vivir a costa de sus perros, ganan mucho dinero vendiendo perros, lo que deberían hacer es buscarse un trabajo de verdad.
Para vivir de la cría hay que tener un gran número de ejemplares, vender y comprar ejemplares con mucha frecuencia, generar un equipo de campeones y tener camadas todos los meses, varias de forma simultánea, dedicándose a ello en exclusiva. Para ganar lo suficiente como para vivir de ello, hay que renegar de tener un vínculo con todos tus perros, sencillamente porque el alto número de ellos lo impide. Perros que duermen en cheniles y que tienen vetado el paso a la casa del criador no es lo que nosotros queremos. Esto no quiere decir que los criadores no ganen nunca un margen de beneficio con la cría, cuando uno recupera la inversión (inversión que suele ser muy alta y que lleva varias camadas recuperar), a partir de ahí está recibiendo un margen de beneficio. Dicho margen, de forma inevitable, será reinvertido en algún grado en los perros. Si has tenido un perro, puedes hacerte a la idea de los gastos que genera, solo tienes que multiplicarlo por el número de ejemplares de un criador, a eso súmale lo que gasta en las pruebas médicas, presentarlos a exposición (el criador paga por inscribir a los perros, ganar una exposición no conlleva ganar beneficio, tan solo prestigio), vacunarlos, alimentarlos, dejarlos a cargo de un profesional de confianza cuando te vas de vacaciones o irte con ellos. Un buen criador, en nuestra opinión, genera un margen de beneficio escaso de la cría, y tiene otras fuentes de ingresos.
Es una vergüenza dedicarse a una raza, cuando hay perros abandonados. Estoy totalmente en contra de la venta de perros mientras haya en adopción.
Sin ninguna duda es lamentable que las perreras sigan llenándose de perros tristes, solos, y muchos de ellos enfermos y/o maltratados. En nuestra sociedad siempre habrá irresponsables, sádicos y psicópatas, pero los criadores no tenemos la culpa de ello. Cuando uno adora la vida animal, y decide dedicarse a una raza de perro, la espina de todos los perros abandonados la lleva en el corazón, aun cuando no tenga ninguna culpa. Si alguien cree que porque uno ha decidido dedicarse a una raza de perro, no le duele el abandono, es que tiene una visión de la vida extremadamente simple. No todo el mundo es capaz de dedicarse a ser voluntario en una protectora, ni todas las protectoras prefieren voluntarios a donaciones económicas.
Las razas caninas siguen existiendo tanto con una utilidad como con un propósito, su conservación nos ha permitido disfrutarlas hoy. La motivación que debe unirnos es que se endurezca la ley para los maltratadores de animales, que haya subvenciones para la esterilización de los ejemplares de compañía, y mayores subvenciones para las «perreras». Educación real desde la infancia de lo que es un perro, de nuestra responsabilidad a la hora de adquirirlo.
Impedir que se pueda vender un ejemplar de raza no facilitará las cosas a los perros abandonados, seguirían existiendo. ¿Alguien piensa que podemos trabajar por una raza y regalar los ejemplares? ¿Alguien cree que eso facilitaría las cosas a la causa contra el abandono? Empecemos a regalar perros de raza, y lo único que veremos es más perros de raza en las «perreras». Lo que tenemos que hacer es unir fuerzas y comprender que la conservación de una raza canina y la lucha contra el abandono, son dos campos total y absolutamente complementarios.
Los perros mestizos son mucho más sanos que los perros de raza.
Desconocemos si existen estudios rigurosos a este respecto, pero los perros mestizos no son más sanos que los de raza per se. Lo cierto es que los perros de raza (en el caso de criadores profesionales, no de granjas de perros) son sometidos a diferentes pruebas para descartar enfermedades hereditarias, algunas de ellas se repiten todos los años (como por ejemplo la de taras oculares). Algunos ejemplares se retiran de la cría por cosas como demodex reincidente, o alergia atópica, dos afecciones que no se pueden vincular a la herencia genética con seguridad.
Lamentablemente, gran parte de las personas que poseen un perro de raza, no lo han adquirido en un criador profesional, sino en una tienda de mascotas, o de un criador que no le ha mostrado en ningún momento las pruebas realizadas a los padres y/o abuelos, eso ha dado lugar a que proliferen perritos de raza enfermos. Además, muchos criaderos sin principios cruzan ejemplares con un grado alto de consaguineidad de modo que las enfermedades hereditarias son más probables, ya que al portarlas los ejemplares de la misma línea de sangre, los cachorros lo padecerán o, en el mejor de los casos, solo portarán la enfermedad.
En cuanto a los perros mestizos es innegable que son el resultado de un proceso de selección natural más o menos acusado, pero no olvidemos que los perros mestizos se también pueden ser el resultado de la mezcla de diferentes razas, y por tanto es lógico pensar que pueden presentar las enfermedades de mayor incidencia de dichas razas.
La salud que tendrá nuestro perro está marcada por la herencia genética por un lado, y por factores externos por otro, en un perro mestizo desconocemos dicha herencia, mientras que la selección artificial correctamente realizada, debería otorgar ejemplares tan sanos o más que un perrito mestizo.
Que un perro mestizo esté más o menos sano que un perro de raza depende de la herencia del ejemplar, y del entorno en que se desarrolle.

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